​¿Se están volviendo «tontas» las IA? Analizando el fenómeno del «retroceso» en los modelos de lenguaje

​Si eres un usuario frecuente de la inteligencia artificial, seguro has escuchado o incluso experimentado una queja bastante común: que los modelos de lenguaje, como el popular ChatGPT, parecen haber perdido parte de su «magia». Que sus respuestas son más genéricas, que a veces fallan en tareas simples que antes hacían bien o que se rehúsan a responder preguntas que no deberían ser problemáticas.

​La percepción es real, y no, no es que te estés volviendo loco. Detrás de esta aparente «regresión» de la IA, hay una serie de factores técnicos y estratégicos que los expertos en machine learning estamos analizando de cerca. Lejos de ser un simple capricho de la tecnología, esta situación es el resultado de la interacción entre la evolución natural de los modelos, las nuevas regulaciones y los desafíos de la industria.

​Aquí te explico las principales razones por las que esto podría estar sucediendo.

​1. La vida útil de los modelos: la «deriva» y el «colapso»

​Imagina que un modelo de IA es como un estudiante que solo leyó libros publicados hasta el año 2023. Si le preguntas sobre eventos de 2024, su conocimiento será limitado. Esto es la «deriva del modelo» (Model Drift). La IA se entrena con una fotografía de la información mundial en un momento específico. A medida que el mundo cambia con nuevas tendencias de lenguaje, eventos actuales y modismos, los datos de entrada que recibe se alejan de lo que aprendió originalmente. Esto hace que sus respuestas se sientan desactualizadas o menos precisas.

​Pero el problema se complica con el «colapso del modelo» (Model Collapse). Este es un fenómeno que tiene a muchos investigadores preocupados. Ocurre cuando los modelos de IA se reentrenan cada vez más con datos generados por otras IA (datos sintéticos), en lugar de con datos humanos reales. Es como si el estudiante del ejemplo anterior, en lugar de leer libros nuevos, empezara a aprender del resumen de los libros que otro compañero hizo. Con cada generación, la información se vuelve más diluida, menos matizada y más repetitiva. El modelo pierde las sutilezas, la creatividad y la imprevisibilidad del lenguaje humano real, entrando en un ciclo de retroalimentación negativo que degrada la calidad de su conocimiento.

​2. El delicado equilibrio entre seguridad y funcionalidad

​Con la llegada de la IA al público masivo, la conversación sobre la seguridad y la ética se ha vuelto central. Gobiernos de todo el mundo, como la Unión Europea con su estricta «AI Act», están imponiendo regulaciones para asegurar que las IA sean justas, transparentes y seguras.

​Para cumplir con estas nuevas normativas y proteger a los usuarios, las compañías han implementado filtros y «guardias de seguridad» mucho más robustos. Si bien esto es fundamental para evitar la generación de contenido dañino, sesgado o inapropiado, a veces el martillo es demasiado grande para el clavo. Estas protecciones pueden ser tan amplias que restringen respuestas que son completamente legítimas, o que interpretan mal las intenciones del usuario, lo que resulta en un modelo que parece más cauteloso o «miedoso» que en el pasado.

​3. La optimización y el enfoque del entrenamiento

​El entrenamiento y la operación de un modelo de lenguaje son procesos computacionalmente muy costosos. A medida que más usuarios acceden a la tecnología, las compañías buscan formas de optimizar los costos. A veces, esta optimización puede influir en la calidad general del modelo. Pueden surgir ajustes que, sin quererlo, reducen sutilmente la precisión o la complejidad de las respuestas a cambio de una mayor eficiencia.

​Además, el enfoque del entrenamiento puede cambiar. Los modelos a menudo son optimizados para un conjunto específico de tareas o «benchmarks». Es posible que los desarrolladores estén priorizando tareas como la programación, el razonamiento lógico o la capacidad de seguir instrucciones muy concretas, y al hacerlo, otras habilidades como la creatividad, la fluidez narrativa o la capacidad de manejar peticiones abstractas queden en segundo plano.

​¿Qué significa todo esto para el futuro de la IA?

​Lo que percibes como una reducción en la capacidad es una compleja confluencia de factores. La IA no se está volviendo «tonta» por falta de inteligencia, sino que su evolución está siendo moldeada por desafíos inherentes a la tecnología, la necesidad de adaptarse a un mundo en constante cambio, la creciente regulación y las consideraciones económicas.

​Estamos en un punto crítico en el desarrollo de la IA. Los investigadores están trabajando para mitigar el colapso del modelo y encontrar nuevas formas de entrenar a las IA para que se mantengan relevantes, creativas y seguras, pero sin sacrificar la calidad.

​¿Crees que la experiencia con las IA ha cambiado en los últimos meses? ¿Has notado alguna de estas «regresiones» en tu uso diario? Cuéntanos tu experiencia en los comentarios.


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